Las burbujas

Este post es un minidesahogo. No acostumbro a escribir posts largos y espero que este tampoco lo sea demasiado, pero, la verdad, tenemos más burbujas que un anuncio de Freixenet.

– El gintonic. Y como ávido bebedor de ellos, me duele. ¿Por qué? Porque no tengo ni idea de cómo romper burbujas o de qué botánico le corresponde a cada ginebra. Cuando hace poco un camarero tiró uno porque su compañera me había puesto la tónica india equivocada, demasiado irritante para el paladar al combinarlo con fruta tropical, una botella de Larios explotó en mi alma bebedora. Toda la vida cultivando la cultura del kalimotxo para esto. País.

No podemos esperar más cuando aquí bebemos Jägermeister, bebida de abueletes alemana. No me imagino una de esas fiestas cool de Berlín con un grifo de Anís del Mono en la barra, la verdad. Aunque algunos intenten algo parecido.

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– El social media, con todo lo que ello implica:

a) los negocios, como base de todo el desastre. En el caso de España, todos tenemos el mismo caso en la cabeza, así que no me extenderé. Los más interesante, para mí, es lo que se genera por detrás.

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b) los nuevos empleos, que no tienen de novedoso más que el nombre.

c) los carnets oficiales de community manager y otros títulos risibles. Por no hablar de lo que no son títulos, como los influencers y ESA GENTE.

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– El running. Toda la vida me ha gustado salir a correr, pero parece ser que lo que de verdad me gustaba, y no lo sabía, era el running.

Probablemente sea la única burbuja sana que ha dado España, así que no espero que dure mucho. Ahora, que los que están sacando beneficio son Nike y Asics. Hay que reconocerles la virtud de aprovechar el ego que todos tenemos y los smartphones para terminar vendiéndonos zapatillas con un chip, camisetas térmicas y demás gadgets.

Gente con Ajram o Kilian Jornet merecen la pena. Tanto como merece la pena ver como Sostres busca sacarles las cosquillas. Y además, si eso trae como consecuencia que todo el mundo lea a Echenoz, mucho mejor. No se fien del top de Amazon y léanlo.

– Los clubes de ventas privadas: TE ODIO, PALOMA DE LA VEGA.

Y las que están por llegar: la burbuja de los matrimonios (que empieza ahora, cosas de la crisis), la burbuja del poker online (que está llegando a máximos), la burbuja de los entrepreneurs (que explotará en cuatro días) y la burbuja del COACHING (le he prometido a mi madre no hablar de Yorientos, lo siento).

 

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